Las hernias se pueden dividir en cuatro grandes grupos: hernia inguinal y crural, umbilicales y epigástricas, eventraciones y otras hernias. Todas ellas reciben el nombre por la localización de la hernia dependiendo de la región corporal afectada.
Se producen cuando una víscera sale del abdomen por un orificio preexistente, debido a un fallo en el mecanismo de resistencia de la capa muscular. El tratamiento quirúrgico se denomina hernioplastia, intervención que consigue corregir la hernia y reforzar la pared abdominal.
Las hernias más comunes son las inguinales, que se caracterizan por ser un bulto palpable en la zona de la ingle. Dicho bulto es una protrusión de de contenido intraabdominal a través de un orificio corporal, el canal inguinal. Las hernias inguinales siguen la siguiente clasificación:
Reductibles: aquellas que pueden meterse de nuevo hacia el interior del abdomen.
Incoercibles: aquellas que en cuanto se introducen dentro del abdomen vuelven a salir inmediatamente.
Incarcerada: aquella que no se puede reducir.
Estrangulada: además de no poder reducirse, el contenido abdominal sufre daños.
En la mayoría de los casos no suelen suponer complicaciones excepto cuando la hernia se estrangula. La estrangulación herniaria es un proceso que ocurre cuando el contenido abdominal (normalmente intestino grueso o tejido graso) sale a través de un orificio en las paredes abdominales y se queda sin vascularización, lo que puede provocar isquemia y posterior necrosis de la hernia.
En el vídeo adjuntado a continuación se muestra una hernioplastia mediante laparoscopia de una hernia estrangulada.
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